¿Academia o libre albedrío?

Alberto Rodríguez (@albertthethin)

Comienzo de la NBA

Como manda la tradición, el último martes del mes de octubre comienza la NBA, la mayor competición del baloncesto internacional. El gran escaparate comercial a nivel mundial de este deporte. El gran circo. Un concienzudo análisis de lo que puede ser esta nueva temporada lo podéis encontrar en el programa titulado ‘NBA: Bienvenidos al club’,  en nuestro podcast. En él ponemos en evidencia las principales claves del curso baloncestístico 2014/2015 en Estados Unidos, donde los nombres de Chicago Bulls, Cleveland Cavaliers, San Antonio Spurs, Los Ángeles Clippers y Golden State Warriors aparecen como principales aspirantes a conquistar el anillo de campeón allá por el mes de mayo del año que viene.

 

Al margen de jugadores, entrenadores, marketing y publicidad, esta temporada volverá a enfrentar dos conceptos aparentemente irreconciliables en el baloncesto moderno, que en la NBA se ponen todavía más en ‘solfa’ por las peculiares características de esta competición como producto comercial de entretenimiento y espectáculo del capitalismo yanqui. Método, academia, solvencia y bloque frente a esparcimiento, dejar hacer, jugador franquicia y flashes y más flashes. Estas dos ideas, que engloban muchos más conceptos de los aquí expuestos, han sido antagonistas en el baloncesto norteamericano desde los inicios de la gran rivalidad entre Boston Celtics y Los Ángeles Lakers a principios de los años ochenta. Si bien la franquicia del trébol desarrollaba el baloncesto con una clara influencia de la metodología NCAA y las escuelas académicas más clásicas que tuvieron su máximo exponente en la figura de Red Auerbach como entrenador durante la década de los setenta (nueve anillos de campeón en once temporadas), en la costa oeste se aplicaba un juego completamente diferente, basado en la explotación del talento individual de los play-makers y los automatismos derivados de un baloncesto más propio de las canchas de barrio que de un equipo profesional. El Green Proud frente al Showtime. Una rivalidad única.

 

 

Mucho tuvieron que ver en ese antagonismo los protagonistas de aquella época. Si bien en el Atlántico el juego se estructuraba en torno a nombres como Larry Bird, Danny Ainge, Dennis Johnson, Robert Parish y Kevin McHale, en California el lujoso Forum de Inglewood acogió durante años a aquellos Looney Tunes humanos formados por Earvin ‘Magic’ Johnson, Byron Scott, James Worthy, AC Green y Kareem Abdul-Jabbar. Curiosamente, ambas concepciones encajaban a la perfección con el espíritu de ambas ciudades. Boston es el orgullo de una pequeña comunidad que sigue consagrando sus orígenes irlandeses, su antiguo comercio de té y su reivindicación como una pequeña ‘polis’ dentro del Gran Imperio. Los Ángeles es ancha, rica, aristócrata y aparente; tan grande que es imposible abarcarla y donde un escaparate es la mejor manera de hacerse un lugar en su inmensa estructura social. Sería inconcebible en aquel Boston Garden que alguien como Jack Nicholson se sentara a la vera del entrenador local y se permitiera el lujo de aconsejarle durante un partido, igual que alguien como Auerbach sería considerado aburrido y demasiado sobrio en el ambiente de Los Ángeles.

 

Aquella batalla no terminó, porque desde que Magic Johnson se vio superado por el triángulo ofensivo de Phil Jackson en los Bulls de Pippen y Jordan, ambos estilos se han seguido contraponiendo a lo largo de los últimos años en las finales de la NBA. Repasando la historia de los campeones parece que la academia es más efectiva que ‘el despiporre’ a la hora de levantar un título, como demuestra el legado de los Spurs, Lakers, Pistons, Celtics y Bulls desde 1991. Pero a veces los fuegos artificiales vencen al manual y nos encontramos campeones tan rimbombantes como los Rockets de Olajuwon y Drexler, los Mavericks de Nowitzki, Jason Terry y compañía o, en última instancia, el ‘Big Three’ de Miami Heat (dos anillos en los últimos cuatro años) con LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh a la cabeza.

 

 

La ‘academia’ este año la van a representar equipos como Chicago Bulls, Cleveland Cavaliers, New York Knicks o San Antonio Spurs. Ahora, igual que en pasado, tampoco es casual. Los estilos de Thibodeau, Blatt, Fisher (o, mejor dicho, Phil Jackson) y Popovich proponen un baloncesto centrado en la fiabilidad del bloque, con mucho movimiento de balón y contundencia defensiva. El libre albedrío, por el contrario, lo vamos a ver en equipos como Golden State Warriors (a pesar de Steve Kerr, Curry es demasiado bueno como para imponerle un método externo), Memphis Grizzlies (no hay nada más anárquico que la pareja Marc Gasol – Zach Randolph), Oklahoma City Thunder, Dallas Mavericks o Houston Rockets. El peso del primer estilo ha ganado peso con respecto al año pasado, quizá porque Popovich y sus Spurs levantaron su 5º anillo desde 1999, pero esto es la NBA. Ya se sabe que aquí, lo primero, es el espectáculo. Si no, pregúntenselo al propio Gregg Popovich.

Acerca de albertthethin

Como siempre me hacen falta caracteres para expresar mis inquietudes vitales os invito a este espacio de reflexión, humor (a veces) y libertad.
Esta entrada fue publicada en Baloncesto. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario