En la salud y en la enfermedad

Pekín. Semifinal Mundobasket 2019: España 95-88 Australia

Alberto Rodríguez (@albertthethin)

Queda poco que decir. Los pronósticos volvieron a fallar. La Selección parecía rota con once puntos abajo en el tercer cuarto del partido. Y sin embargo, ganó. Llevó el encuentro a una prórroga; su rival estiró el chicle para forzar otra. Y España ganó. El conjunto de Scariolo destrozó a Australia en el segundo tiempo extra por superioridad mental. No hay un equipo en el mundo que tenga la fe y la experiencia competitiva como el nuestro. Pelean contra viento y marea. Se sobreponen a la pérdida de talento y carencias en la plantilla. Construyen de atrás hacia delante. Y, cuando el encuentro está en esos minutos decisivos, decantan la balanza a su favor. Quitarse el sombrero es poco. Hay que ponerse a los pies de estos jugadores y el equipo técnico que los dirige. Hay que besar cada baldosa que pisan. Porque nos regalan momentos inolvidables.

 

La emoción fue creciendo poco a poco. El partido empezó errático en los dos aros. España se centraba en la defensa a Patty Mills sin éxito. El escolta aussie, de extraordinaria inteligencia, supo leer estas situaciones y, si no anotaba, volcaba el juego hacia sus compañeros liberados. La Selección no carburaba desde fuera y Ricky tiró de orgullo para mantener al equipo en el partido durante el primer acto. Sólo una mandarina de Llull dio la primera ventaja al final del primer cuarto (22-21). El panorama no fue muy distinto en la reanudación. Bogut asumió el mando ante la desaparición ofensiva de Baynes y Mills seguía a su ritmo. Dellavedova hizo lo propio cuando Goulding naufragaba y el conjunto oceánico fue construyendo una exigua ventaja bien cimentada desde la defensa. Marc esta vez sí fue el que todos esperábamos, aunque los Hernángomez se ausentaron en el partido más importante. España defendía bien, pero no estaba fina en ataque. El tiro exterior no entraba. Un tal Nick Kay, el octavo jugador de la rotación australiana, estaba creando serios problemas en el rebote. Bogut palmeaba, Mills martilleaba el aro e Ingles repartía juego. De nuevo Ricky, de nuevo Marc y algunos fogonazos de Ribas, mantuvieron a España en el alambre al descanso (37-32).

 

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Andrew Bogut y Marc Gasol pelean por un rebote

 

El tercer periodo estuvo marcado por el desacierto de ambos desde el triple. El tal Kay se puso las botas barriendo el aro rival y su equipo obtuvo gracias a él ocho segundas opciones. El apagón exterior fue suplido por las valientes acciones de Marc, Ricky, Llull y Ribas. España estaba en el partido, pero seguía remando cuatro puntos de desventaja antes del último periodo. Éste, el decisivo, se inició con una debacle de los de Scariolo. El muro defensivo se resintió gravemente. Mills encontraba espacios para sus compañeros atrayendo a cuatro jugadores detrás suyo. Australia cogió 11 puntos de renta a falta de siete minutos. El botón rojo se puso a parpadear y fue allí, probablemente después de un duro tiempo muerto pedido por el seleccionador nacional, cuando el equipo empezó a creer. Marc anotó su primer triple. El balón empezó a cuidarse en cada ataque español. Kay y Creek nos seguían levantando rebotes ofensivos, pero la remontada fue cuestión de fe. Remando. Sobreponiéndose a cualquier imprevisto, la renta se fue haciendo cada vez más corta hasta el 71-71. Rubio estuvo a punto de anotar un triple histórico desde su campo en la última jugada, pero el balón fue repelido por el aro después de aterrizar en el tablero. Prórroga. Ya daba igual quién ganase. Aquéllo era un homenaje al baloncesto.

 

Es evidente que a Australia el nuevo guión no le sentó bien. Mientras los nuestros iban creciendo, los aussies menguaban. Mills estaba al borde de decir ‘basta’. Goulding pasó de los aciertos a las ‘chuflas’. Dellavedova tuvo que abandonar el encuentro tras un severo golpe en un rebote. Bogut no sabía parar a Gasol y se cargó de faltas. Baynes no estaba enchufado. En el otro lado de la cancha, Ricky sumaba asistencias; Marc puntos y puntos, Rudy se convertía en un pulpo robando balones en defensa y Claver ofrecía la mejor opción para triangular en los sistemas ofensivos. Cuatro tiros libres clave anotados por el propio Gasol pusieron el empate a 80 y Dellavedova falló un último lanzamiento posible. Otra prórroga. Y un partido completamente distinto. Australia sencillamente se apagó. España siguió a ritmo y aprovechó el pajarón rival para coger diez puntos de renta. Dos triples de Llull, otro de Marc, magia de Rubio y cabeza de Rudy y Claver. Fuerza mental ante la adversidad. Espíritu competitivo y objetivo a la vista. Mills bajó los brazos a falta de 40 segundos y su equipo entregó la cuchara. Se rindió ante el hambre de victoria español. El partido había concluido. España 95-88 Australia. Un parcial implacable de 8-15 dio el pase a la final para los de Scariolo. El bloque se abrazaba. Todos menos Ricky, el capitán. Que se echaba las manos a la cabeza al margen y respiraba aliviado. Fue, en una sola palabra, increíble.

 

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La Selección española celebra el triunfo cosechado en Pekín

 

El próximo domingo España jugará contra el vencedor del Argentina-Francia. El resultado da igual, aunque ninguno de los actores nacionales lo va a reconocer en público. El mérito es tan grande que no hay ciudadano que le pueda poner un pero. En la Selección hay que creer siempre. En la salud y en la enfermedad. En la riqueza y en la pobreza. En un tránsito de más de dieciséis años donde se ha tocado chapa en un porcentaje abrumador de las citas internacionales. Nos rendimos ante ellos. No son los mejores, pero sí los más competitivos. Y eso, en un Mundobasket, es sinónimo de medalla.

Acerca de albertthethin

Como siempre me hacen falta caracteres para expresar mis inquietudes vitales os invito a este espacio de reflexión, humor (a veces) y libertad.
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